jueves, 11 de noviembre de 2010

POR QUÉ EL DESARROLLO SOCIAL Y POLÍTICO DEBERÍA IR POR DELANTE DEL DESARROLLO TECNOLÓGICO Y NO AL REVÉS.


Los repetidos fracasos del programa SETI (Búsqueda de vida inteligente en el Universo) parecen indicar que si el desarrollo tecnológico de una sociedad es muy superior a su desarrollo social (como es nuestro caso), dicha sociedad está condenada a desaparecer vía bombazos de hidrógeno e inviernos nucleares: sólo así se explica (con un alto grado de correlación) que cuando escuchamos con nuestros raiotelescopios el Universo, parece que estemos solos (Los hubo, SÍ, pero ya no están. Los habrá, pero desaparecerán). 

Como el Universo tiene 15 eones (15.000.000.000 años), lo más probable es que este 'encendido y apagado' de civilizaciones tecnológicas ocurre de manera que 2 de ellas nunca han coincidido en el tiempo (nuestra civilización tecnológica es del orden de 100 años (radio-telecomunicaciones)), y por esto el Universo nos parece vacío: Por culpa del uranio enriquecido, o por culpa de la energía de fusión (lo que nos da la vida, finalmente, nos la quita). 

¿Solución? Que el desarrollo social y político vaya siempre por delante del desarrollo tecnológico. Pero ¿Por qué siempre sucede justamente al revés? Pues porque las mentes más brillantes se sienten fascinadas por los desafíos imposibles y la política es, sencillamente, la ciencia de lo posible. Así los mejores cerebros se dedican a la ciencia y las mentes normales se dedican a la política (lo que de forma inexorable, parece que conduce al fin del mundo). 

Hay que conseguir, como sea, que los mejores cerebros se dediquen a la política si no queremos ser, por breves instantes, la estrella más brillante de nuestra vecindad cósmica. 

Estamos ante lo que parece una ley Universal: que las civilizaciones están condenadas a desaparecer. ¿Seremos nosotros la excepción?...

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